Domesticar a un hámster

Domesticar a un hámster

Podemos llamar “animal de compañía” a cualquier animal que adoptemos, que tengamos en casa ya sea dentro o fuera de ésta, en una jaula o en acuario. Pero para que éstos sean animales domésticos primero deben ser domesticados, y eso es lo que veremos en las siguientes líneas.

Primeros días en casa

Igual que puede ocurrir con un perro o un gato recién traído a casa, que pueden mostrar algún gesto salvaje o de agresividad, con los hámsters pese a su pequeño tamaño también puede suceder. Un hámster recién llegado a su jaula está nervioso debido a su timidez y a encontrarse en un entorno completamente nuevo, por lo que puede mostrar agresividad si se considera atacado. Por ello debemos domesticar poco a poco a nuestro nuevo amigo.

Un hámster que no esté domesticado tenderá a morder. Por lo general muerden cuando tienen la sensación de peligro, sobre todo si no están acostumbrados a su propietario. Y si tratamos de interactuar con ellos demasiado pronto nos llevaremos más mordiscos de los deseados.

Mirar y aprender

Para domesticar a un hámster primero tenemos que saber tratar con ellos. Debemos aprender a que hora acostumbran a estar activos, la comida que les gusta, dejar que se acostumbren a nuestros olores, etc. Todo esto lo apreciaremos con el paso de los días y observando a nuestro amigo.

Este paso es el más importante de todos, el de la observación y la paciencia, porque con él nos ganamos la confianza de este animal. Su timidez poco a poco irá desapareciendo. Sabiendo el momento más oportuno para tratar con él y la mejor forma de hacerlo ya tendremos mucho terreno ganado. Sabiendo su alimento preferido tendremos un pequeño truco para “comprar” su amistad y que nos vea con buenos ojos.

Darle comida

El primer gesto de afecto que debemos tener con nuestra mascota es darle de comer. Mediante el alimento se hacen muy buenas migas con estos animales. Los primeros días le echaremos de comer en el comedero para dejarle coger confianza, pero cuando pensemos que es el momento, intenta darle de comer de tu propia mano.

Este gesto le mostrará al hámster varias cosas: la primera es que no tiene que tenerte miedo; la segunda es que nosotros podemos darle comida, algo que les encanta. Ese gesto es importante para ellos.

La primera vez seguramente cogerá la comida y después se alejará tomando distancia. Pero poco a poco irás viendo como se aleja menos, hasta que ya no se vaya de tu lado. Cuando coma sin mancharse significará que estamos listos para el siguiente paso.

Coger al hámster

Que el hámster se acerque a nosotros sin miedo es un paso muy importante, pero nos falta el que todos deseamos más: poder cogerlo en nuestras manos y llevarlo con nosotros. ¿Cómo hacerlo? Paso a paso nuevamente.

Por mucha confianza que tenga en nosotros, el gesto de despegarse del suelo es algo que no lleva bien al principio, así que hay que ser cauteloso. Uno de los momentos que genera más mordiscos es la primera vez que levantamos al hámster del suelo.

Para poder hacerlo sin casi mordiscos debemos hacerlo muy lentamente, y siempre mientras está comiendo. Mientras come el animal está más confiado y será menos consciente de lo que está pasando.

Al principio no lo levantes mucho porque es probable que te muerda y se te caiga. Y no queremos que se haga ningún daño. Poco a poco sigue aumentando la altura, siempre analizando sus reacciones. Poco a poco le cogerá mucho gusto a estar en nuestras manos (y siempre en nuestra manos, no en manos desconocidas), e incluso se acercará a ti en cuanto metas la mano en la jaula para que le cojas. 

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